Los primeros poblamientos en el territorio de la península
fueron establecidos por los mayas, aunque la presencia de los primeros humanos
en el espacio geográfico data de finales del pleistoceno, como parecen indicar
los hallazgos en las cavernas de la costa oriental de la península y en las
grutas de Loltún.
En relación a los mayas peninsulares, algunos historiadores
afirman que los primeros de entre ellos, bajaron del Petén para instalarse en
la región suroriental de la Península, en la zona de Bacalar, Quintana Roo, y
que lo hicieron hacia el año 250. Fueron los chanes, pueblo o tribu maya que
antecedió a los itzáes, quienes más tarde, hacia el año 525, comenzaron a
moverse hacia el oriente de la península, fundando Chichén Itzá, Izamal, Motul,
Ek Balam, Ichcaanzihó (hoy la ciudad de Mérida) y Champotón. Más tarde, los
xiúes, de ascendencia tolteca y que provenían del litoral del golfo de México,
se asentaron en la región dando lugar a desplazamientos de los itzáes y de los
cocomes —una rama diversificada de los propios itzá—. Finalmente, con el paso
de los años y de múltiples enfrentamientos, se formaría la Liga de Mayapán
(integrada por los itzaes, los xiúes y los cocomes), que en última instancia se
desintegró hacia 1194,40 dando paso a un período de anarquía y fragmentación en
pequeños señoríos (kuchkabal, le llamaban los mayas) con los que se encontraron
los conquistadores españoles en los albores del siglo XVI.
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