La península de Yucatán en su conjunto, y el estado de
Yucatán en particular, es una región con vocación turística, de ahí que el
turismo se haya convertido en los últimos 25 años en la actividad con mayor
potencial económico. La entidad sobresale en el turismo cultural (arqueológico,
gastronómico, histórico) y en el ecológico, particularmente el espeleológico.
Se estima que existen más de 1600 sitios arqueológicos en su
territorio. Además, la entidad cuenta con más de 370 km de costa, con puertos
entre los que destacan Celestún, Progreso, Telchac Puerto, Sisal, El Cuyo y
Chicxulub, este último puerto es el poblado más cercano al epicentro del Cráter
de Chicxulub, dejado por un asteroide hace 65 millones de años y al que se le
atribuye la extinción de los dinosaurios. Como consecuencia del impacto en
Chicxulub, se creó una red de cavernas que se conocen como cenotes alrededor de
lo que es llamado el cinturón de cenotes. Se estima que hay más de 3000 cenotes
en el territorio yucateco; en muchos de ellos, es posible bañarse y nadar, como
en el caso de los que se encuentran en Cuzamá.
Las haciendas han cobrado importancia turística desde la
última década del siglo XX, pues se han transformado en sitios de descanso y,
en algunos casos, estancias de lujo. La cultura del estado es también un
atractivo turístico, la vestimenta, la música, las tradiciones y las artesanías
han sido referentes del turismo cultural mexicano. Son destacables las
edificaciones coloniales que datan del siglo XVI y XVII, en las poblaciones de
Mérida, Valladolid, Izamal, y a lo largo del resto del estado, en lo que se
denomina la ruta de los conventos.
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